"Cuando la niebla cubre el mar, no son solo las olas las que llaman… es el espíritu de lo que una vez fue y aún no descansa."
Introducción
En las brumas del tiempo, donde el océano Atlántico besa con furia las costas de El Hierro, se esconde una leyenda que ha perdurado entre susurros y rezos. La Virgen de los Reyes, patrona de la isla, no solo es venerada por su gracia divina, sino también por su papel como faro sobrenatural para los navegantes perdidos en la oscuridad del mar. Su historia, tejida entre milagros y sombras, evoca el misterio de un pasado donde lo sagrado y lo profano se entrelazan en las aguas profundas.
Cuentan los ancianos que, antes de que su imagen llegara a la isla, los marineros desaparecían sin rastro en las noches sin luna, engullidos por corrientes traicioneras o por algo… más inquietante. La leyenda sugiere que la Virgen no solo protege, sino que también guarda un secreto ancestral, una conexión con fuerzas que desafían la comprensión humana.
Nudo
"Cuando la niebla cubre el mar, no son solo las olas las que llaman… es el espíritu de lo que una vez fue y aún no descansa."
Corría el siglo XV cuando un barco mercante, cargado de sueños y especias, navegaba cerca de El Hierro. La tripulación, exhausta y desorientada tras semanas de tormentas, juró haber visto una luz dorada flotando sobre las aguas. Siguiéndola como si fuera un fuego fatuo, llegaron a la costa herreña, donde hallaron una talla de la Virgen, radiante y cubierta de algas, como si hubiera emergido de las profundidades. La imagen fue llevada a la iglesia de La Dehesa, pero aquella noche, los pescadores escucharon lamentos en el viento… y la Virgen desapareció.
Al amanecer, la encontraron de nuevo en la playa, mirando al horizonte. Tres veces se repitió este suceso, hasta que los isleños comprendieron: la Virgen no quería estar encerrada. Era una guardiana, un ser entre mundos, destinada a vigilar el mar. Desde entonces, cada cuatro años, su imagen es llevada en procesión por la isla en la Bajada de la Virgen de los Reyes, un ritual que, según algunos, no es solo una celebración, sino un acto necesario para calmar algo que yace bajo las olas.
Hay quienes afirman que, durante las noches de la Bajada, se oyen cantos lejanos en dialectos olvidados, y que las sombras en el agua toman formas humanas. Los marineros más viejos cruzan themselves al hablar de la Marejada Maldita, una corriente que arrastra barcos hacia lo desconocido… salvo cuando la Virgen extiende su manto sobre el océano.
Desenlace
Hoy, la Virgen de los Reyes sigue siendo un símbolo de fe y un enigma. Su leyenda no es solo un relato piadoso, sino un recordatorio de que El Hierro es una tierra donde lo divino y lo oscuro coexisten. Los navegantes aún encienden velas en su nombre, y algunos juran que, en las noches sin luna, una figura femenina camina sobre las olas, escoltando a los barcos hacia puerto… o alejándolos de aquello que no debe ser visto.
¿Fue la Virgen siempre un ser celestial, o es acaso algo más antiguo, un espíritu de la isla que adoptó forma sagrada? La respuesta yace en el abismo, donde el océano guarda sus secretos. Lo único cierto es que, mientras el viento silbe entre los riscos de El Hierro, la leyenda perdurará, y la oscuridad del mar seguirá susurrando su nombre.
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