"Cuando la luna besa la piedra, los murmullos de los antiguos resuenan en el viento… y alguien siempre escucha."
Introducción
En las brumas del tiempo, donde la historia se confunde con el misterio, yace La Piedra Zanata, una reliquia sagrada de los guanches, los antiguos habitantes de las Islas Canarias. Este artefacto, tallado con símbolos indescifrables, ha sido custodiado durante siglos en la isla de El Hierro, envuelto en leyendas que hablan de poderes ancestrales y conexiones con lo divino. Para los guanches, no era solo una piedra: era un puente entre el mundo terrenal y el espíritu de sus antepasados, un objeto de culto capaz de otorgar protección… o desatar una maldición.
La leyenda cuenta que la piedra fue hallada en las profundidades de un barranco sagrado, cerca del Árbol Garoé, símbolo de vida para los bimbaches, los antiguos herreños. Su superficie, grabada con extrañas inscripciones, se dice que emana una energía inquietante, como si albergara el alma de un pueblo desaparecido. Algunos creen que quien la posea obtendrá sabiduría infinita; otros, que despertará fuerzas que jamás debieron ser perturbadas.
Nudo
"Cuando la luna besa la piedra, los murmullos de los antiguos resuenan en el viento… y alguien siempre escucha."
Cuentan los ancianos que, en las noches de luna llena, la Piedra Zanata cobra vida. Los pastores que se aventuran cerca de su ubicación original juran haber oído voces susurrando en una lengua olvidada, arrastrándose desde las sombras como un eco del pasado. Se dice que un joven pastor, Tanausú, intentó llevarse la piedra para venderla a un coleccionista extranjero. Esa misma noche, una tormenta sin precedentes azotó El Hierro, y al amanecer, Tanausú fue encontrado al borde del barranco, con los ojos vacíos y repitiendo una frase en lengua guanche: "Zanata te observa".
Desde entonces, la piedra ha sido asociada con la oscuridad. Los arqueólogos que la estudiaron en el siglo XX reportaron fenómenos inexplicables: instrumentos que fallaban, sueños recurrentes de figuras encapuchadas y una sensación de presencia que los seguía hasta sus hogares. Uno de ellos, el Dr. Hernández, abandonó su investigación abruptamente, dejando una nota que decía: "No pertenece a este mundo".
La leyenda se entrelaza con la historia de Iballa, una hechicera guanche que, según las crónicas, usó la piedra para comunicarse con los espíritus de la tierra. Se rumorea que su alma permanece ligada a la reliquia, protegiéndola de aquellos con intenciones impuras. Quienes la han visto en sueños describen a una mujer de pelo largo y ojos sin pupilas, señalando hacia el mar mientras el viento grita nombres en una lengua muerta.
Desenlace
Hoy, la Piedra Zanata se exhibe en un museo de Tenerife, lejos de su tierra natal, pero muchos en El Hierro aseguran que su esencia nunca se fue. Los más supersticiosos afirman que la piedra "regresa" en espíritu durante las tormentas, apareciendo brevemente en el lugar donde fue encontrada. Otros creen que su extraña energía influyó en la erupción del Volcán de Tagoro en 2011, como un recordatorio de que lo sagrado no debe ser profanado.
La reliquia sigue siendo un enigma: ¿Un objeto de poder ritual, un portal a otra dimensión o simplemente una piedra tallada por manos humanas? Lo único cierto es que, mientras la luna ilume los riscos de El Hierro, la leyenda persistirá. Porque algunas historias, como susurran los viejos del lugar, "no están escritas en papel, sino en la memoria de la tierra". Y la tierra, en Canarias, nunca olvida.
Deja una respuesta